¿Hay más como yo? ¿Qué pinto yo aquí? En definitiva, ¿quién o qué soy?

La respuesta a estas preguntas existenciales se encierra en… mi nombre.

Los nombres son importantes. Desde personas a personajes, de barcos a mascotas, pasando por trineos, libros, islas desiertas   …o colectivos.

El nombre nos acompaña e identifica; es nuestra carta de presentación antes de que lleguemos y el representante que mira por nosotros cuando no estamos. Por ello, resulta tan importante y complicado tener el nombre adecuado.

Esta singularidad hace que la elección de un nombre no sea (no debiera ser) algo aleatorio o vacío. Con excepción de las contadas ocasiones en que las musas se pasean últimamente entre los mortales y nos revelan El nombre a su manera luminosa y fortuita, dar con el nombre justo suele llevar su tiempo.

Se trata de dar con la palabra precisa, aquella con la cantidad justa de significado, de encontrar el significante en el que se reúnan todas las características que se esconden en la flexibilidad de las palabras y las ideas.

Por eso, a veces no basta con una, con dos o con tres palabras para un solo nombre. Hay que jugar con las piezas del rompecabezas, con los espacios en blanco y con las posibilidades de la polisemia. Así se concibe Entretantos:

Entre

Preposición que en los últimos años ha perdido un puesto (del 10 al 11) en la tradicional letanía que recitábamos en la escuela. Para la Academia de la Lengua puede tener hasta 7 acepciones, todas ellas diferentes y todas ellas con un punto en común. Yo me quedo con las impares 1, 5 y 7:

– En la primera nos habla de su carácter espacial: “Denota la situación o estado en medio de dos o más cosas

– La quinta acepción es algo más dinámica: “Denota cooperación de dos o más personas o cosas

– Y la séptima… “Expresa idea de reciprocidad”.

Así pues, en medio de dos o más cosas, cooperación de personas, reciprocidad…. ¿se puede ser más sugerente teniendo solo 5 letras?

Tantos

Con tantos no está tan claro a qué nos referimos: si a personas, individuales o formando un colectivo organizado; a esos inciertos periodos de tiempo contenidos en una locución adverbial o al más prosaico sustantivo de “ratos”.

Parece que la mezcla más atractiva se da cuando los “tantos” son personas y los “entre”  aportan la cooperación y la reciprocidad.

En medio de la gente; con la participación de las personas; en los ratos perdidos… la cosa se complica cuando se van uniendo palabras al nombre.

Sin espacio

Un nombre puede ser compuesto: Obi Wan, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, Ana Rosa…es decir, dos palabras, un solo nombre.  Aunque hay otra posibilidad, ¡la magia de la yuxtaposición! ¿Qué mejor forma de crear el nombre de un colectivo que el de unir dos palabras preexistentes en una nueva?

Eso es Entretantos: un sin fin de emociones, un fractal de significados, cooperación, personas, tiempo, participación, reciprocidad… ¡todo esto y mucho más!

 

 

 

Pedro Luis Gallo – Fundación Entretantos