Las guías quieren promover entre la ciudadanía la producción de conocimiento original y contrastado que ayude a entender cómo son y cómo funcionan los bienes comunes. Dirigidas principalmente a estudiantes de bachillerato, impulsan la puesta en marcha de proyectos de investigación en los que serán acompañados (y no dirigidos) por sus profesores

Ya están disponibles las guías de ciencia ciudadana que La Aventura de Aprender ha editado con el fin de impulsar proyectos de investigación para entender y defender los bienes comunes. Están dirigidas a adolescentes y defiende como objetivo favorecer la puesta en marcha de proyectos colaborativos que conecten la actividad de las aulas con lo que ocurre fuera del recinto escolar.

Con un acercamiento diferente a los comunes cotidianos como el aire, el agua, el barrio, el paisaje…etc, las guías invitan a crear nuevos itinerarios para la apropiación y el reclamo de los comunes por las nuevas generaciones. En este bonito reto hemos tenido la posibilidad de participar, en el diseño de una de las guías, relativa al reclamo de los bosques como comunes.

 

 

Tal y como dice en su propia web…

La Aventura de Aprender es un espacio de encuentro e intercambio en torno a los aprendizajes para descubrir qué prácticas, atmósferas, espacios y agentes hacen funcionar las comunidades; sus porqués y sus cómos o en otras palabras, sus anhelos y protocolos.

Este proyecto parte de unos presupuestos mínimos y fáciles de formular. El primero tiene que ver con la convicción de que el conocimiento es una empresa colaborativa, colectiva, social y abierta. El segundo abraza la idea de que hay mucho conocimiento que no surge intramuros de la academia o de cualquiera de las instituciones canónicas especializadas en su producción y difusión. Y por último, el tercero milita a favor de que el conocimiento es una actividad más de hacer que de pensar y menos argumentativa que experimental.

El mundo de la educación está desplazando su centro de gravedad desde la enseñanza a los aprendizajes y, en consecuencia, desde los contenidos a las prácticas, desde los manuales de curso a los cuadernos de campo y desde la cultura del examen a la cultura peer-to-peer. Antes de que el conocimiento se convierta en algo contrastado y público, antes de que llegue a los manuales o a las aulas, antes incluso de que su presentación se optimice y su empaquetamiento se normalice, la aventura de atreverse a formular preguntas sin respuesta, o cuya respuesta es más compleja de lo que esperábamos, implica un proceso de aprendizaje que obliga a conversar con otros maestros, descubrir nuevos conceptos, distintas prácticas, diferentes manuales y ensayar otros espacios, atmósferas y relacionalidades.