La Laponia soriana con Lavapiés; la cultura hacker frente a la de las facenderas; el batzarre y el grupo de crianza; la asamblea de huerto con la junta vecinal. Durante un fin de semana intenso estos mundos, discursos, prácticas y procedencias tan dispares hemos compartido el espacio de la Escuelaboratorio a la orilla del Cidacos, en Beire, el pueblito que nos ha acogido.

Como describió tan gráficamente Pedro, era como invitar a los parientes lejanos, separados por siglos y kilómetros de distancias, a compartir un espacio reencontrado, donde la curiosidad por saber qué habrá sido de esos primos de los que apenas has oído hablar, se une a la afinidad emocional, pero también al miedo a que el encuentro no salga del todo bien.

Sandra también nos ayudó a entender lo que vivimos en este encuentro: lograr ponerle cara desde unas prácticas ciudadanas de ‘comunes urbanos’ que nacen con una evidente vocación de transformación social, a aquellas instituciones comunales con siglos de historia de las que han bebido y leído. De alguna forma, como apuntó Iker casi al finalizar el encuentro, Atzeak erakusten du aurrea nola dantzatu, o lo que es lo mismo, ‘el pasado nos enseña cómo bailar el futuro’.

Había un cierto riesgo, sí, pero un riesgo muy deseado.

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Recién llegados de la tercera edición de nuestra Escuelaboratorio, casi no ha dado tiempo a digerir lo escuchado y discutido durante estos días en los que una treintena larga de personas de campo y de ciudad, de comunes urbanos y rurales, profesionales y activistas nos hemos juntado para poner en común los comunes. Pero desde luego, si una conclusión podemos sacar a vuelapluma de este fructífero encuentro, es que la gobernanza de los comunes sigue siendo un asunto central en el dibujo de nuestro futuro como comunidades humanas y como Comunidad global.

Las deseadas transferencias y transducciones entre uno y otro ámbito, la mirada atenta al papel de las mujeres y los feminismos, la importancia del trabajo en los comunes como espacio de generación de nuevos sujetos políticos empoderados, las múltiples relaciones con la administración, el encuentro entre lo comunal y lo público, el papel esencial que pueden jugar la creatividad y la innovación para repensarnos y reinterpretarnos, las vinculaciones físicas entre ciudad y campo, el rol de las relaciones de poder en la gestión de los asuntos que nos competen a todos, de los derechos universales que nos son comunes… Estos son apenas algunos de los temas que hemos apuntado en este fin de semana, lluvioso por fuera, pero rico y floreciente por dentro.

Y en medio de todo ello, los vínculos, los afectos, los cuidados mutuos, como elemento esencial del encuentro y la construcción de comunidad.

Gracias a todas las que lo habéis hecho posible. Ha sido un lujo.

Por nuestra parte, haremos todo lo posible por continuar tejiendo en el futuro las ideas y los vínculos que volaron de este engranaje tan particular de miradas.

Y venimos repletas de energía para ponernos manos a la obra.

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