Puertos de montaña en BabiaMuy a menudo hemos utilizado el argumento que titula esta entrada para convencer a unos u a otros de que la participación social es, además de un fin perse, un medio eficacísimo para promover la conservación del territorio y la biodiversidad. Sí, es cierto que éste es una de nuestras ideas-fuerza… pero pocas veces -hay que confesarlo- nos hemos encontrado con ejemplos ciertos e indubitativos para afirmarlo con rigor.

Por suerte, ya tenemos documentos rigurosos para confirmar esta cuestión: el trabajo de Sergio Couto y José Eugenio Gutiérrez titulado Reconocimiento y apoyo de las Áreas de Conservación Comunal en España, un documento valiosísimo que toma más valor conociendo su origen y su razón de ser.

Hay que irse a al Convenio de la Diversidad Biológica (CBD), el acuerdo internacional para la conservación de la biodiversidad a escala global, que reconoce el papel de las comunidades indígenas y los estructuras comunales en la conservación de determinadas áreas en todo el mundo. Bosques, humedales, prados o pesquerías alrededor de todo el mundo constituyen un rosario de miles y miles de hectáreas (no hay datos ciertos, pero se estima que el 11% de los bosques del mundo está gestionados de forma comunal) conservadas hasta la actualidad gracias a la organización, gestión y aprovechamiento de las comunidades humanas que viven en y de ellas. Son las ICCAs (Indigenous Peoples’ and Community Conserved Areas and Territories  en sus siglas inglesas), cuyo papel en la conservación de la biodiversidad está siendo reconocido y puesto en valor por el ICCA Consortium, entidad constituida en el 4º Congreso Mundial de Conservación que se celebró en Barcelona en 2008, que mantiene una potentísima base de datos de ICCAs a escala planetaria.

Aunque el concepto de ICCA puede parecer alejado de nuestras latitudes, el trabajo de Couto y Gutiérrez demuestra que la península ibérica es probablemente el territorio europeo donde el manejo comunal o vecinal mejor ha llegado a nuestros días y que ha permitido conservar extensas áreas de territorio: juntas ganaderas, montes en mano común, montes de socios, las acequias de careo, las sociedades de cazadores, las cofradías de pescadores, mancomunidades, parzonerías, juntas comunales, etc. son algunos de los modelos de organización territorial de base comunitaria que, con mayor o menor éxito en la conservación de los recursos naturales, han logrado demostrar la fortaleza de las soluciones compartidas para la gestión de los recursos y los territorios.

Un interesantísimo documento que está llamado a ser el principio de una labor de catalogación y puesta en valor de los instrumentos comunitarios en la conservación de la biodiversidad en España. Desde luego, es todo un incentivo para los que nos dedicamos a estas cosas.

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