Es solo comida. Con esta frase, convertida casi en slogan, Pam Warhurst resume el fundamento con cierta dosis de falsa modestia, del proyecto Incredible Edible Todmorden (IET). Aunque la traducción chapucera al español de esta frase al ‘es justamente comida’ quizá sea más precisa o, al menos, complementa mejor el sentido de esta iniciativa: precisamente elegir la comida como argumento de movilización, de cambio, es uno de los éxitos de la iniciativa Incredible Edible que tiene en Todmorden, una localidad de unos 15.000 habitantes del noroeste inglés, su capital mundial.

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Pam Warhurst, durante la entrevista que mantuvimos con ella en Todmorden.

 

El tono de cierta ingenuidad que utiliza Pam en su It’s just food, como para quitarle importancia, esconde un profundo análisis de los argumentos que pueden servir para movilizar a la sociedad en el camino a la sostenibilidad, pues ese fue el origen del IET: cuando Pam salió de una conferencia sobre los riesgos ambientales a los que se dirige el mundo y, cansada de escuchar visiones apocalípticas, pensó junto con la otra lideresa de este proyecto Mary Clear que había que pasar a la acción y superar la retórica y la palabrería. La comida es, en efecto, un elemento integrador, que afecta a todo el mundo, en el que todo el mundo se siente concernido y que puede ser usada como palanca de cambio hacia un mundo más sostenible. A su alrededor giran todos los retos críticos a los que se enfrenta la humanidad: desde la justicia social a la globalización, desde la ética hacia lo que nos rodea a la estética de lo que nos rodea; desde las relaciones laborales a las sociales; desde el ocio al negocio. Trabajar alrededor de la alimentación permite abordar todos los flecos de la sostenibilidad pero sobre todo, facilita la inclusividad –tan necesaria en el reto de construir sociedades sostenibles- porque todos-todos-todos los seres humanos comemos a diario. Y varias veces. Y a menudo, podemos gozar con ello, lo que añade a la posibilidad de trabajar por una sociedad mejor, el aliciente de hacerlo disfrutando.

A partir de esa evidencia, y a partir de la ‘elección’ del lema, se teje Incredible Edible, algo más que un programa, algo más que una asociación: un movimiento que es social, es comunitario, es cultural, es político y es, también, economía.

Porque la comida se compra y se vende, y esa es –junto con la educativa y la comunitaria- una de las patas de IET: si el objetivo a largo plazo de este movimiento es conseguir la autosuficiencia alimentaria de Todmorden, una de las vías será que los vecinos de la ciudad sepan y logren cultivar sus propios alimentos, pero sobre todo que haya productores de cercanía que apuesten por proveer de alimentos, ecológicos, de calidad y próximos. Y por eso IET promueve la creación de pequeños negocios del sector agroalimentario en su entorno: la Incredible Farm, una discretita huerta-escuela que además de formar a escolares o personas Visita a Incredible Farminteresadas en la permacultura, vende sus mezclum de ensalada o sus frutales de variedades locales en la ciudad; el Incredible Acquagarden, una empresa de I+D+i consorciada con la High School de Todmorden basada en la investigación y producción a partir de cultivos hidropónicos y acuapónicos. También la Incredible Entwistle Tea que investiga, envasa y vende infusiones producidas localmente.

También IET ejerce una notable labor de difusión y promoción de los pequeños negocios comarcales basados en productos de cercanía y producción ecológica: los mercados periódicos que promueve, las degustaciones y las acciones de difusión que realiza, o la escrupulosa selección de productos y productores para sus fiestas y eventos son ayudas –limitadas, pero ayudas- a la economía local más comprometida con la sostenibilidad, como la panadería ecológica de la ciudad o los quesos y yogures de la granja orgánica que están a menudo en los menús y caterings de congresos, encuentros o ferias de IET.

Iniciativas, en fin, que a partir de un movimiento social que encamina el destino de la comunidad hacia la sostenibilidad, no renuncia a utilizar también las herramientas de que dispone el mercado para cambiar cosas.

 

Sharing revolution

Incredible Edible quiere ser una revolución. Pero una revolución distinta, una revolución cuyas armas son berenjenas y su principal munición, el cariño. La revolución del compartir que quiere cambiar las cosas desde una importante implicación comunitaria.

Para entender de dónde surge este movimiento, y cómo es posible que cuaje de manera tan intensa en una ciudad como Todmorden quizá habría que investigar en la historia, la antropología y, quién sabe, en la religiosidad de estas gentes. Tal OLYMPUS DIGITAL CAMERAvez sea, en efecto, la influencia de una religión, la luterana, que prendió por aquí hace unos cuantos cientos de años denunciando entre otras cosas la pérdida de sentido de comunidad del catolicismo; tal vez la influencia escandinava que esta parte de Inglaterra ha tenido a lo largo de la historia y que con tanto orgullo exhiben para diferenciarse de las gentes del sur y de la capital, aquí, en el norte de Inglaterra; tal vez la revolución industrial, que forjó en las luchas sociales por unas condiciones de trabajo dignas para niños, para mujeres y hombres un sentimiento de comunidad que todavía perdura, además de una intensa conciencia de observar lo que juntos puede lograrse; o, más cercano, los allotments, los pequeños huertos domésticos que las fábricas primero y los ayuntamientos después ponían a disposición de los trabajadores desde hace unos cientos de años y que han hecho que la tradición de cultivar sus propios alimentos siga más o menos presente en la memoria de estos pueblos.

Verduras al alcance de la mano en las calles de Todmorden.

Verduras al alcance de la mano en las calles de Todmorden.

Quizá sea una mezcla de todo eso: un cierto apego por el ocio vinculado a la tierra, un intenso sentido de comunidad, de saberse parte de algo, un afán de trabajar de forma altruista por tus vecinos… el caso es que en estos fundamentos habrá que buscar probablemente el éxito de un programa, Incredible Edible, que tiene en lo comunitario, en la visión de un destino –sostenible- para una comunidad y en la inexcusable visión de forjarlo colectivamente, su más relevante signo de identidad. Porque si la alimentación sostenible, ecológica, de cercanía es el destino, éste solo puede llegar si es buscado entre todos.

Y eso parece que ya ha sido asumido por buena parte de los comercios locales, bares, restaurantes, cervecerías, etc. que se abastecen de productos locales y se enorgullecen de comunicarlo en sus cartas o listas de precios o a través de los reclamos en sus escaparates: si lo local es argumento de ventas en Todmorden será porque buena parte de la sociedad local ha incorporado ya ese argumento en su forma de consumir ¿no?

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Autores

Lorena, Espe y Santiago junto a Mary Clear

Lorena, Espe y Santiago junto a Mary Clear

Esperanza González de la Mora  (Cooperativa Integral de Valladolid); Lorena Serrano (La Huerta de la GranjaAsociación La Regadera Verde); Santiago Campos Fernández de Piérola (La Huerta Sin Puerta de Valladolid, GEA scoop. y Fundación Entretantos.)

Este artículo surge del viaje que realizamos a Todmorden (UK) en septiembre de 2013 para conocer de primera mano el proyecto Incredible Edible-Todmorden y que reflejamos en el diario digital www.depucelaatodmorden.com.