Se generan islas de plástico en el océano, unos países compran terrenos inmensos a otros para dedicarlos a la industria alimentaria, aumentan la obesidad y la pobreza infantil, empresas europeas patentan y privatizan las semillas que se utilizan en Asia modificando sus cultivos al tiempo que desaparecen los cultivos tradicionales, se instalan macrogranjas en las zonas rurales mientras se produce la despoblación rural…

En este contexto de crisis ecológica global, las fundaciones Conama y Fuhem impulsaron en 2013 el Foro Transiciones, un think tank transdisciplinar que busca dar respuesta a los retos ecosociales que nos asaltan. Para ello, se ha propuesto publicar una colección de cuadernos bajo el título Tiempos de Transiciones, en que se reflexiona sobre cómo enfrentar los procesos de cambio en España con un marco global o europeo. Dicha colección pretende contribuir al relato sobre las transiciones, reflexionar sobre cuestiones clave y problematizar temas de actualidad.

A propósito de esa primera línea de trabajo, nuestro compañero en Entretantos Daniel López García e Isabel Álvarez Vispo, de Baladre y URGENCI, han desarrollado un texto en torno a la generación de un sistema alimentario sostenible en el estado español, enfocado desde la agroecología, la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación.

La alimentación es, como es obvio, una actividad básica en el sostenimiento de la vida. Ponerla en el centro tiene que ver con pensar en cuáles son sus redes de dependencia, su contexto de producción. ¿Qué está aquí en juego? Evidentemente, no solo la salud, sino también la gestión y explotación sostenible del territorio y de su producción agrícola y ganadera, por lo tanto también todo el sistema económico de las mismas.

En Hacia un sistema alimentario sostenible en el Estado Español. Propuestas desde la Agroecología, la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación 2030-2050 se detectan dos causas claras de la crisis actual: la industrialización y la globalización del sistema alimentario que, tal y como está planteado, ni es capaz de alimentar al mundo ni de protegerlo. Los ritmos crecientes de consumo de la alimentación basada en lo animal, por ejemplo, hacen tambalearse a todo el sistema ecosocial del que depende.

La argumentación que despliegan lxs autorxs se basa en la toma de conciencia del estado medioambiental crítico y en la comprensión del derecho a la alimentación, tal y como está recogido en la Declaración de los Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de 1976: «La alimentación es un bien básico, como la vivienda, el vestido y los servicios sociales».

Para velar por este derecho, surge en la ONU la FAO, que sin embargo centra su acción tan solo en la Seguridad Alimentaria. Por ello, la Vía Campesina Internacional nacida en 1993 acuña el término de Soberanía Alimentaria como concepto político, relacionado con la soberanía de los pueblos y con la visibilización del movimiento campesino, ignorado en los encuentros internacionales. El movimiento la define como “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica así como el derecho a decidir sobre su propio sistemas alimentario y productivo”. De este modo, la reivindicación del derecho a la alimentación intersecta con la ecología dando lugar a la agroecología como enfoque alternativo dado ante la crisis de los 80 al de la ciencia convencional para los sistemas agroalimentarios y el desarrollo rural: centrada en el trabajo colectivo y participativo y el diseño de agroecosistemas sostenibles.

Representantes de la Vía Campesina Internacional en el Foro Social Mundial Dakar 2011, por el Foro Andaluz de Municipios por la Solidaridad Internacional

Algunos de problemas graves detectados en España son la dependencia de la importación de insumos y pienso, la caída de la renta agraria, el desacoplamiento agricultura-ganadería, la escasez de agua, el desigual acceso socioeconómico a una alimentación adecuada, la desarticulación de cadenas de distribución o la despoblación rural, dan una idea de la dislocación que se ha producido entre una mayoría de consumidores urbanitas y una producción invisibilizada y poco problematizada.

Ante este análisis, se proponen estrategias diversas como la revitalización sostenible del sector agrario y del medio rural, el cambio de dieta, planes de trabajo y articulación de redes en la cadena alimentaria ecológica, la relocalización de sistemas agroalimentarios, la investigación, formación y generación de nuevas narrativas en torno a la agroecología y recuperación del derecho a la alimentación. Y estas estrategias se concretan en medidas como la instauración de una renta agraria digna, el reequilibrio campo-ciudad, la limitación de oligopolios, la desintensificación de la producción con combustibles fósiles, la restructuración de usos agrarios del territorio, la reducción del consumo de cerdo y ave y de la ganadería intensiva y su sustitución por una extensiva de razas autóctonas mejor adaptadas a los territorios; la recuperación de variedades agrícolas tradicionales, la recuperación de la materia orgánica de los suelos, la reducción de desperdicios, el apoyo a las tecnologías ahorradoras y a las energías renovables…

Todo ello con el fin de lograr un nuevo pacto social por el derecho a la alimentación, con el que se logre reducir la contaminación, mejorar nuestra salud, frenar el cambio climático y lograr el bienestar y sostenibilidad de nuestras sociedades. Solo así lograremos relocalizar el mercado agrario, revitalizar el rural, lograr instaurar un enfoque agroecológico en la producción, recampesinizar la cadena alimentaria e instituir nuevas formas de gobernanza alimentaria. Aún estamos a tiempo, esta publicación no es más que una herramienta de trabajo que puede servir como punto de partida para la reflexión individual y colectiva.

DESCARGA AQUÍ «HACIA UN SISTEMA ALIMENTARIO SOSTENIBLE EN EL ESTADO ESPAÑOL»