Con las manos en la masa.
De viaje.
Las dudas.
¿Cuántos confirmaron por fin? ¿Sólo dos son mujeres? ¿Que no leen los correos?
Repaso de la dinámica, nuevas dudas ¿y si en vez….? ¿y si ninguno se anima a ….? Diseño del plan B. Llegada. De nuevo un golpe en la rodilla con el maldito papelógrafo. Que sala tan fría.
La espera.
Acércate tú a saludarles…no, no ya voy colgando yo esto.
Sólo cuatro personas. Que fracaso.
Vaya, dos coches más ¿hasta qué hora damos de margen? Por allí viene otro grupo.
¿Habrá sillas suficientes?
Primeros minutos: la desconfianza mutua.
¿Cómo adivinar lo que hay detrás de esas caras tan serias, tan inamovibles? ¿Habrán venido todos enfadados? ¿Creerán que todo esto es una milonga más? ¿Cómo atreverme a pedirles que imaginen el futuro, que cuelguen papelillos, que hagan círculos…que simulen tomar café?
¿Quién me mandará a mí meterme en estos líos?
Siempre me acelero en las introducciones…la culpa es del enorme silencio, de las miradas mudas e inertes que proyectan un enorme desinterés, desconfianza…Se que sólo es apariencia, que no me puedo dejar llevar, pero solo pienso en terminar.
¿Quién ha roto el hielo? No me he enterado.
A ver si consigo que no hablen todos a la vez. ¿No podemos abrir alguna ventana?
Me encanta la risa de esa señora.
Esta técnica es muy provocadora, las ideas fluyen solas y se pueden organizar fácilmente, me gusta. De nuevo ha surgido espontáneamente el desconocido plan C
¿Dónde coloco esta tarjeta? ¿Qué narices querrá decir? ¿No podrá callar un rato para que hablen los demás?
Por fin alguien con empuje, justo lo que hacía falta ¡Qué idea tan buena¡
¡No, hombre, no lo tires todo por tierra siempre¡ ¡Bravo, esta vez le empiezan a bloquear ellos solitos¡
¿Dinero?
¿ Otra reunión tan pronto?
Euforia.
¿Qué hacemos con todo esto? Con tanta energía…con tantas ganas, ideas, dudas, ilusión…
¿Cómo conseguir mantener encendida esta antorcha? ¿De quién o de qué depende?
Yolanda Sampedro