Algunas constataciones como punto de partida
a) En nuestro funcionamiento económico diario, se reproduce continuamente un modelo fratricida de empresa, enfrascada únicamente en conseguir una Rentabilidad financiera por encima de la Rentabilidad integral… No se considera la dimensión medioambiental, cultural y humana del trabajo… Ha desaparecido la dimensión social del trabajo y las personas quedan reducidas a meros conceptos rentables y contables……
De manera que aquella empresa que gracias a no tener en cuenta todas las dimensiones del trabajo, consigue reducir sus costes de producción y obtener precios de venta competitivos de sus productos o servicios (más baratos en la relación calidad – precio), es la única que obtiene beneficios y subsiste si consigue mantenerse en ese mercado hostil.
b) El mito del desarrollo: El espejismo del crecimiento y el aumento de la Este modelo de desarrollo no nos sirve para la inmensa mayoría de la población. En la práctica lo que ocurre es que la economía hace tiempo que no está basada en producir bienes para todos, sino en especular, sacando beneficio de los préstamos y las transacciones financieras que aumentan el valor del dinero de manera virtual, sin que ese valor represente la producción de ningún bien o servicio para los ciudadanos. De hecho en España en los últimos 40 años la economía especulativa representa más del 90%. Es decir, se engorda de volumen en lugar de desarrollarse.
Ese aumento de valor, en principio ficticio, que no está respaldado por ninguna producción, luego se transforma en beneficio real en las cuentas privadas de una minoría que controla las finanzas mundiales, gracias a una especie de ingeniería financiera y fiscal, sin control de los poderes políticos, ni a nivel nacional y mucho menos aún en el ámbito internacional.
c) Todo funciona sometido al beneficio económico/financiero, controlado por unos grupos internacionales, subordinando los demás aspectos de la vida que son fundamentales para vivir con calidad, con dignidad, con justicia, con ética…
d) La economía por sí sola no tiene respuestas, porque está atravesada por múltiples factores culturales, sociales, sicológicos, emotivos, etc., que influencian el funcionamiento de esta. Por eso hay miles de millones de euros dedicados a la publicidad para influenciar nuestros valores culturales hacia una forma de consumir…
e) Parecemos enemigos de nosotros mismos: Las mismas personas somos Productores y Consumidores a la vez pero con intereses opuestos. Nos desdoblamos en dos personalidades: de día reclamamos más salarios y de tarde/noche buscamos comprar lo bueno, bonito y barato, aunque sea a costa de explotar a los que lo producen. Sin embargo no participamos de ningún mecanismo de control de precios (que es la causa de nuestro déficit permanente).
f) Se consume de todo y no sólo lo necesario. Estamos sometidos a un bombardeo de publicidad para consumir cuanto más mejor… Incluso ante la crisis actual se nos propone que tenemos que consumir para que el sistema se reactive…
g) Lo global contra lo local. La dimensión local queda diluida por el aumento de la dependencia de las decisiones tomadas en ámbitos ajenos y lejanos, donde se fijan de manera unilateral los precios del mercado en beneficio de quien maneja esos mecanismos de poder. La enorme masa de capital que manejan los bancos, contando con nuestro propio dinero, la utilizan para grandes inversiones en los sectores más rentables, que normalmente no coinciden con nuestras prioridades locales para generar riqueza y empleo en nuestros territorios.
h) Se refuerza la cultura de la reivindicación y no la de la gestión. Además el público (ciudadanía), no controla lo público y a menudo pasa de ello y por si esto fuera poco, demasiado a menudo se confunde lo público con lo estatal.
i) El dinero, las finanzas, se han convertido en el agua que riega nuestra sociedad… Curiosamente, somos el conjunto de los ciudadanos quienes estamos echando agua (ahorros), a esos embalses (bancos) que no controlamos y por ello somos en parte cómplices del buen o mal uso que se haga de los fondos “embalsados”, es decir de los “riegos” y las “sequías” que nos favorecen y/o nos perjudican… Con nuestro dinero financiamos a los ricos en lugar de apoyar nuestros proyectos locales de generación de empleo.
Y con ese modelo de empresa:
- Se puede producir cualquier cosa, con tal que dé beneficios monetarios, aunque sea un perjuicio para la salud de las personas y del planeta.
- Se desarrolla una economía de espaldas a la Naturaleza y se pueden utilizar energías contaminantes. Se expolia la Naturaleza, para sacar beneficios inmediatos que a medio plazo se vuelven en contra nuestra y eso tiene graves consecuencias para nuestra salud, aspecto este que no suele tenerse en cuenta a la hora de realizar los planes de viabilidad de las empresas. Si a muchas empresas las pasaran la factura del deterioro que provocan en el medio ambiente, es muy probable que económicamente no fueran rentables.
- Se pueden despilfarrar materias primas que serían necesarias para la alimentación humana y se utilizan como combustibles.
- Se pueden producir medicamentos que cronifican las enfermedades pero no las curan y así mantienen al “cliente” con vida…
- Se pueden construir viviendas aunque haya más de millón y medio de pisos vacíos y la gente no pueda pagarlos, mientras eso permita acumular fortunas a unos cuantos que las invertirán en otros negocios lucrativos y no las invertirán en el territorio para generar riquezas y trabajo para todos…
Y así se podría seguir señalando muchas más características de este modelo de funcionamiento económico, que determina un modelo de empresas y sus consecuencias nefastas para la calidad de vida de la mayoría de la población. Lo que nos lleva a pensar que hay que reformular el modelo de empresa, teniendo a las personas como centro, por encima de intereses financieros al servicio de unos pocos. Y eso supone ni más ni menos que repensar la economía, el sentido del trabajo y de la empresa, el papel que debe jugar el mercado, el tipo de formación que reproducimos, el uso del dinero…
Ahora que está muy de moda airear la Responsabilidad Social Empresarial, conviene aclarar que cumplir las leyes es obligatorio y eso no es Responsabilidad Social, porque una empresa es socialmente responsable, cuando sus objetivos y su funcionamiento más allá de los requisitos legales se rigen por los principios y valores universalmente reconocidos como son: democracia, participación, justicia, equidad, cooperación, intercambio y solidaridad, transparencia, respeto a las personas y a la naturaleza…
Enrique del Río, Proempleo
[Imagen de Enrique del Río: Arainfo]