Nuestras compañeras de Entretantos, Verónica García García y Daniel López García, escriben junto a Marina di Masso y Julia Clemente Longás este artículo científico que aborda la relación entre agroecología y género. El documento se ha publicado en la Taylor and Francis Group, portal donde se publican investigaciones sobre agroecología y sistemas alimentarios alternativos para la agricultura sostenible, la seguridad alimentaria, la conservación y los paisajes multifuncionales.
Las políticas alimentarias urbanas se consideran cada vez más instrumentos centrales para la promoción de la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. En cuanto a su sostenibilidad social, se espera que la justicia y la equidad desempeñen un papel central, pero la equidad de género sigue sin estar plenamente desarrollada. Con el fin de explorar cómo pueden abordarse las relaciones de género en el contexto de las políticas alimentarias urbanas en los entornos del Norte global, en este trabajo analizamos el proceso de elaboración de la Estrategia Alimentaria Urbana de Zaragoza (España), una estrategia orientada a la agroecología y que pretendía introducir un enfoque sensible al género.
Basándonos en las percepciones empíricas de este estudio de caso mostramos que existe una falta de reflexión y desarrollo empírico sobre el nexo entre política alimentaria y equidad de género, mientras que al mismo tiempo hay un cuerpo emergente de propuestas específicas que se obtienen de las reflexiones feministas y agroecológicas sobre los estilos de vida urbanos. De hecho, nuestro trabajo muestra que los enfoques agroecológicos y feministas convergen en la reivindicación de la visibilización del trabajo de cuidados relacionados con la alimentación, y en su desprivatización a través de las infraestructuras comunitarias. El documento también revela las condiciones limitantes que pueden obstaculizar el potencial transformador de la agroecología y el feminismo en los procesos de coproducción de políticas alimentarias urbanas, como los enfoques descendentes de la producción de políticas alimentarias, los débiles procesos participativos y las decisiones ciegas al género entre los funcionarios de la ciudad.
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