Al fondo, puerto de Honduras por la Garganta Casa de la LuzÉsta fue la primera de las preguntas que nos planteamos ante el encargo de la Fundación Biodiversidad de elaborar el manual ‘integración de la custodia del territorio en la planificación y gestión de las políticas de conservación de la naturaleza’ que, por cierto, acaba de ser publicado.

Porque si la custodia se define como un acuerdo entre privados (normalmente entre un propietario y una entidad de custodia que formalizan en acuerdo la conservación del patrimonio de un territorio dado) entonces ¿qué pinta la administración en esto? Las respuestas, claro, llegaron enseguida y en tropel, pero esta actitud de ‘ignorantes voluntarios’ nos sirvió para movilizar en nuestro equipo la inquietud por investigar el significado último de términos como “conservación” y “gobernanza”, pero también -y sobre todo- para redactar un documento que sirviera a las personas que lo fueran a utilizar, consultándoles directamente a ellas.

Porque seguramente lo más valioso que pueda tener este libro ha sido su proceso de redacción. Casi al sentarnos a coemzar a trabajar hicimos una convocatoria a expertos y profesionales vinculados a la custodia del territorio para conocer sus opiniones. Fueron media docena de entrevistas abiertas con las que indagamos sobre cuáles eran las claves que este manual debería abordar, cuáles los ámbitos en los que debería centrarse el documento. Logramos así hacer una propuesta preliminar de guión de contenidos a partir de las necesidades que estas personas detectan en sus ámbitos de actuación.

Una vez acordado el guión, pusimos en marcha una segunda ronda de opiniones a un grupo más amplio de más de veinte expertos procedentes de administraciones, organizaciones sociales, fundaciones o consultoras; con ellos exploramos en profundidad las relaciones entre las entidades de custodia y las administraciones –a veces conflictivas pero muy a menudo enriquecedoras-, las barreras detectadas para promover la custodia como herramienta de conservación por parte de las administraciones, así como las buenas prácticas que pudieran servir para ilustrar este manual.

El resultado son ciento diez páginas organizadas en cuatro capítulos que abordan desde los conceptos básicos de la custodia, el marco legal y el papel actual que están desarrollando distintas administraciones, hasta el papel de la custodia en la gobernanza del medio natural o las estrategias de comunicación más adecuadas para vencer las barreras a su extensión. Todo ello trufado de varias decenas de buenas prácticas, ejemplos que muestran cómo distintas organizaciones o administraciones han logrado vencer las resistencias al uso de la custodia y cómo están incorporando con éxito esta herramienta a su catálogo de instrumentos para la conservación.

En definitiva, ciento diez páginas que repasan los principales retos a los que se enfrentan las administraciones para sacar el máximo partido a la custodia como lo que es: una excelente herramienta de conservación que moviliza aliados para la preservación de los valores naturales del territorio, una fórmula novedosa pero muy rica de gobernanza de la conservación que permite sacar el máximo partido a ese encuentro entre actores distintos (administración y ciudadanía), con herramientas dispares, pero objetivos comunes.

 

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Santiago Campos Fernández de Piérola_fundación  e n t r e t a n t o s