La iniciativa «Despedir, acoger, llegar» se desarrolla dentro del proyecto Pueblos Vivos Aragón . Si quieres conocer más proyectos de este tipo mira en nuestro área Participación social y metodologías participativas.
Han pasado ya unos cuantos meses desde que queríamos presentar los resultados de un proyecto en el que hemos tenido la suerte de participar junto a CEDER Somontano dentro del proyecto Pueblos Vivos Aragón, pero tal y como ha sido la tónica general de nuestra participación, el fuego ha sido lento pero gustoso, y así, con este poso agradable, traemos uno de los resultados del proyecto “Despedir, llegar, acoger”.
Entre los meses de septiembre de 2020 y julio de 2021 , nuestras compas Nuria y Laura, se embarcaron en el proceso de acompañar en un viaje peculiar –atravesado por la pandemia, la incertidumbre, y la única posibilidad de encuentro mediante una pantalla conectada a internet- a un grupo humano maravilloso, que trabaja con constancia y empeño en frenar la despoblación de sus territorios y atraer a nuevas vecinas y vecinos para revitalizarlo: El proyecto Pueblos Vivos Aragón es un conjunto de actuaciones para contribuir a frenar la despoblación y potenciar la instalación de nuevos pobladores en territorios rurales de Aragón, del que forman parte los territorios de Jacetania y Alto Gállego, Cinco Villas, Somontano, Campo de Belchite, Comarca del Jiloca y Campo de Daroca, Montañas de Teruel y Sierra del Albarracín.
A pesar de ser numerosas las actuaciones en materia de empleo, acceso a vivienda, cultura…etc que se desarrolla desde el proyecto, existía la inquietud de abordar la cuestión convivencial, lo menos tangible, las barreras culturales que pueden surgir entre la población local, las y los nuevos pobladores, e “hijos e hijas del pueblo”, y pueden estar siendo un obstáculo invisible para fijar y atraer población. Desde esa inquietud, se pusieron en contacto con nosotras las coordinadoras del programa y empezamos a diseñar el viaje, que estimábamos podría ayudar a desvelar algunos de los misterios que hacen que mucha gente que llega no se quede, y mucha de la que se queda, no termine de ser parte de la comunidad.
Barruntábamos que habría que tocar algunos estereotipos que atraviesan las relaciones entre los diferentes grupos poblacionales, e intuíamos que la construcción de identidad rural y urbana podría ser el principal vector sobre el que trabajar. Para ello celebramos varios talleres convocando de manera diferenciada a las vecinas y vecinos de origen local, la población flotante (vinculada pero no de manera permanente) y nuevas vecindades (llegadas o por llegar), para identificar estereotipos sobre las personas del rural y las personas de las ciudades, y reflexionar con ellxs sobre cómo éstos podrían estar afectando a la interacción comunitaria y la despoblación de sus territorios. Tocar esto no es sencillo, y con una pantalla como único soporte comunicativo del grupo menos aún. Había que partir de un punto que permitiera conectar con las emociones de lxs otrxs, para abrir espacio a la escucha y poder ir deconstruyendo, poco a poco, algunos de los prejuicios que pueden estar impregnando esas relaciones. Así, para facilitar esa conexión, los talleres siempre partían de dinámicas aproximativas a la emocionalidad del hecho migratorio, pues de alguna manera, todos los grupos la habían experimentado, como protagonistas directos al marcharse de su lugar de orígen (del pueblo a la ciudad o al revés para los nuevos pobladores), o como actores secundarios al despedir a muchas personas queridas pero también, en algunos casos, viendo llegar a algunas nuevas y desconocidas.
La migración, como nexo común sirvió para empezar a hablar, y en sesiones consecutivas, empatizar con las emociones ajenas, en realidad muy similares, sólo que desde el otro lado del espejo. Y para identificar claves que podrían ser útiles tanto para llegar como para acoger bien a nuevas vecindades, y para facilitar que, aunque tú ya no vivas, o no lo hagas de manera permanente en tu territorio, lo puedan hacer otras personas y así, mantenerlo vivo.
Estas fueron algunas de las ideas preconcebidas sobre lo rural y lo urbano que finalmente quedaron señaladas como las más frecuentes y compartidas por todos los grupos poblacionales y provincias:
La gente de la ciudad…
• Vive con más servicios, cultura y posibilidades.
• Se sienten superiores y con más derechos que obligaciones cuando vienen.
• Son unos estiraos. Siempre van de listos, nos menosprecian.
• Vienen a dar lecciones a los lugareños. No conocen la vida rural.
La gente del pueblo…
• No tiene que esforzarse y vive en un contexto idílico carente de conflictos y
burocracias.
• Es cotilla y la intimidad allí es un imposible.
• Vive mejor, más barato y en armonía con el entorno.
• Es conformista, inculta e incapaz de gestionar su propia capacidad de desarrollo o
aprovechar bien sus recursos.
• Tiene poca vida cultural.
Con estas ideas barrera sobre la mesa, y siendo conscientes ya todas de que para desmontarlas es necesario facilitar encuentros/experiencias donde se puedan vivir experiencias divergentes contrarias a lo que se presupone, que nos ayuden a ampliar nuestra mirada y vencer los recelos, cada provincia trabajó, primero en la generación de ideas de actuaciones que podrían facilitar estas vivencias, y después en el desarrollo e implementación de algunas de ellas. En este vídeo del último encuentro virtual del proyecto “Despedir, Llegar, Acoger” podréis encontrar algunas de las que se compartieron, y en las redes de Pueblos Vivos Aragón, así como en las de los grupos locales de acción que las componen, encontrar un montón de propuestas y trabajos que se están realizando en este sentido.
Os compartimos hoy el fruto de este proceso, desde la certeza de lo imprescindible del trabajo en la creación de nuevas comunidades rurales para sostener el futuro que queremos construir. Además de los descubrimientos personales de cada una de las personas participantes, y de las actuaciones desarrolladas por las redes de colaboradores, se creó con las aportaciones de todas, un folleto desplegable que ofrece pistas y claves para acoger y llegar bien, para re-conocernos y facilitar así la re-construcción de esas nuevas comunidades rurales, y una guía que detalla el proceso desarrollado con las redes de colaboradores de los 7 grupos de acción local con el proyecto “Despedir, llegar, acoger” y sus resultados, y propone 12 acciones territoriales para derribar muros y tender puentes, que podrían facilitar este proceso allá donde haya personas que quieren revitalizar sus comunidades.